Se enfrentaban el Arsenal y el Manchester City. El francés Robert Pires, se dispone a lanzar un penalti y busca la colaboración de su compratriota Thierry Henry para transformar la máxima pena. Su intención, emular el famoso penalti de Cruyff.
La descoordinación entre ambos fue tal que, muy al contrario de lo que pretendían sus protagonistas, la acción pasará a la historia como uno de los penalties desperdiciados de forma más ridícula.
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